Un encanto natural

… En lo que se refiere a la luz, natural y artificial, debo confesar que la natural, la luz sobre las cosas, me emociona a veces de tal manera que hasta creo percibir algo espiritual. Cuando el sol sale por la mañana —cosa que no me canso de admirar, pues es realmente fantástico que retorne cada mañana— y vuelve a iluminar las cosas, me digo: ¡esa luz, esa luz no viene de este mundo! No entiendo esa luz ...
— Peter Zumthor

Además de a la materia, quizás no exista otro factor que tenga un impacto más profundo en nosotros y en cómo nos sentimos en un lugar, que la luz y las sombras que se producen en su tránsito a través de las diferentes formas y superficies. Me atrae pensar en la emoción que suscita y en su poder de transformación y purificación espiritual.

La luz natural que cae sobre las cosas es una oportunidad sensorial para el que observa y nota como las superficies se encuentran iluminadas o en sombras, como oscilan y cómo se crea un tránsito entre ellas, brindando sensaciones de calidez y resguardo; visión y piel, en el descubrir de la sensibilidad propia, en la relación entre energías y masas, realce de detalle y textura, un diluir de la realidad que conecta con la emoción, con lo profundo, con las luces y las sombras del propio espíritu, una experiencia que transporta, instantes que inciden en la percepción de tiempo y espacio.

 

Fotografía

John Hoyos

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Mirando desde dentro