El taller. Somos Guerrero Gallardo

En una obra arquitectónica donde nada distrae, el espacio vacío es una declaración de descanso para la mente, Fácilmente captada por los sentidos; algunas veces interpretado por el alma.

La espacialidad y la simultaneidad, la luz, la masa y la composición, inciden en las sensaciones que tenemos, con la piel y la audición o en lo que capturamos con la visión, en la percepción que nos permite interpretar el mundo que nos rodea. Hablamos de estancias contenedoras de presencia, de un escenario de temporalidad que no se interpone ante quien se recoge y contempla, que le permite ser y estar. Obras Significantes que se apartan de la mera función y de la retórica teórica, que se alejan de las leyes del caos, de la entropía o de la descomposición. Abordando la belleza en su dimensión más profunda y un cierto modo de vida.

John Hoyos, Arquitecto, Maestro en diseño y gestión de la cultura, Carolina Patiño, Comunicadora gráfica, a fin al arte, la fotografía y a la creación de contenido, han dedicado los últimos años a la elaboración de una filosofía del espacio, comprometida con la búsqueda de lo esencial. Profundizando sobre cuestiones que comprenden el sentido humano de la arquitectura, una que considera la sensibilidad de la vida, el amor y lo trascendente. Un llamado a lo sencillo, a lo que realmente nos mueve y a lo que deseamos atesorar y cuidar; convicciones, personas, saberes y vivencias. Aquello que invita a descubrir el sentido más profundo del hombre, la liberación de su alma, mediante el dominio del cuerpo y de la materia, no solo en una existencia futura, sino también, en esta vida presente.

Fotografía

John Hoyos